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A día de hoy, cada vez crece más la preocupación de los consumidores por el medio ambiente, lo que hace que no solo haya aumentado el
consumo de alimentos saludables,
sino que también se hayan elaborado con procesos sostenibles.
Es por ello que la sostenibilidad se ha convertido en uno de los principales retos del sector agroalimentario a corto plazo: será una ventaja competitiva para empresas que inviertan y consigan diferenciarse de sus competidores a ojos del consumidor y, además, conseguirán ser mucho más eficientes en sus costes consiguiendo una mejora en la rentabilidad.
Tanto es así, que en el futuro surgirán nuevas medidas, penalizaciones e impuestos agregados que afectarán a la rentabilidad de los productos y servicios de aquellas empresas que no cumplan con los estándares medioambientales asignados, tales como el uso de plásticos, las emisiones de CO2 o la generación de residuos.
Objetivos de desarrollo sostenible
Cuando hablamos de sostenibilidad hacemos referencia a la satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas, garantizando el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y bienestar social.
Hasta ahora, se ha producido un uso abusivo de los recursos y se han llevado a cabo malas prácticas para satisfacer a consumidores poco informados, priorizando la rentabilidad y las ganancias. Pero estos mismos consumidores son los que cada vez están más involucrados, son más conscientes y se identifican con aquellas marcas o productos más sostenibles.
Actualmente, el consumidor busca productos naturales, lee con detenimiento el etiquetado y la información nutricional y quiere algo “diferente”. Esto lo saben bien los departamentos de marketing de las empresas: los productos que satisfacen más de una necesidad ofrecen a los consumidores más razones para decidirse a comprarlos. Por eso, es importante construir más de una puerta de entrada para los potenciales clientes.
Pero no solo hay que apostar por productos más saludables sino también por procesos más sostenibles y esto pasa por implementar soluciones en toda la cadena de valor. Tenemos que apostar por la innovación y la mejora continua de la eficiencia.
Según el “Informe Anual de la Producción Ecológica en España” de Ecovalia, “a nivel mundial los alimentos ecológicos han superado los 97.000 millones de euros”. Tal y como se observa en la imagen posterior, en el caso de Europa, el consumo de productos ecológicos supera ya los 40 mil millones de euros y España se encuentra en séptimo lugar, superada solamente por Alemania, Francia, Italia, Suiza, Reino Unido y Suecia.
¿Por qué sostenibilidad en la actividad agroalimentaria?
¿Has pensado alguna vez en el coste que supone la actividad agroalimentaria en el medioambiente? Estos son algunos de los principales indicadores:
- Gestión sostenible del agua: el uso masivo de fertilizantes químicos para el monocultivo de los campos ha contaminado nuestras aguas y océanos.
- Emisión de gases de efecto invernadero: la modalidad industrial de producción agrícola, es devastadora y supone ya un 15% de la emisión total de gases de efecto invernadero (GEI) producidas por el ser humano.
- Futuro sostenible: Las prácticas de pesca son insostenibles y destructivas igual que la producción de carne.
- Más de un tercio de los cereales del mundo se usan ya como piensos y, si seguimos por este camino, esta proporción será de un 50% más en 2050.
- Consumo sostenible: Se estima que 1.300 millones de toneladas de alimentos producidos para el consumo humano, aproximadamente una tercera parte del total, se pierda o desperdicie.
En línea con esta tendencia, la Asamblea General de la ONU adoptó, en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia. La Agenda plantea 17 objetivos con 169 metas de carácter integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental:
«Estamos resueltos a poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo de aquí a 2030, a combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, a proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y a garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales», señalaron los Estados en la resolución.
Otro indicador que nos habla de la importancia que la sostenibilidad está adquiriendo en el sector alimentario es la propia apuesta del gobierno. Desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación se tiene el convencimiento de que la sostenibilidad es una oportunidad en la actualidad y una necesidad para el futuro de la industria agroalimentaria, razón por la cual se ha desarrollado el “Programa para la sostenibilidad integral de la industria agroalimentaria”, que recoge un conjunto de instrumentos y estrategias para mejorar los tres ámbitos de actuación en sostenibilidad: el ámbito medioambiental, el social y el económico.
Ventajas de la sostenibilidad en el sector agroalimentario
Algunas de las ventajas competitivas que supone la inversión en sostenibilidad para las empresas son las siguientes:
- La apuesta por embalajes sostenibles fidelizará al consumidor comprometido con el medioambiente y aportará una ventaja competitiva
- La inversión en energías renovables y la búsqueda de eficiencia energética provocará una optimización de costes que se verá reflejada en la cuenta de resultados.
- La búsqueda de la económica circular mediante la generación de valor de los residuos aportará nuevos ingresos a la industria.
- La inclusión social de trabajadores con discapacidad entre el 33% y el 65% aportarán beneficios fiscales mediante deducciones.
- Bonificaciones sobre el IBI para aquellos inmuebles en los que se han instalado sistemas de aprovechamiento térmico o de la energía solar.
Por esta razón debemos apostar por buscar una rentabilidad sostenible, un reto más que pasa por emprender decisiones y acciones que nos permitan seguir siendo rentables como empresa, garantizando la viabilidad a medio y largo plazo, pero a la vez comprometiéndonos con el entorno, la sociedad y el medioambiente.
Ejemplos de desarrollo sostenible
Los líderes del sector ya han implementado medidas
En los últimos años, empresas como Danone, Veritas o Damm, entre muchas otras, ya han implementado acciones sostenibles como las que vemos a continuación:
- La sostenibilidad de ESTRELLA DAMM: Ha sustituido sus anillas de plástico en las latas de cerveza por cartón 100% biodegradable. Esto supondrá una reducción de 260 toneladas de plástico al año, el equivalente a casi 89 millones de unidades de anillas de plástico.
- El mundo sostenible de DANONE: El 87% de los envases de Danone son reciclables, reutilizables o compostables, y el 50% del volumen de agua producida se vende en envases reutilizables. También, la división de lácteos y productos de origen vegetal de Danone fue la primera empresa de gran consumo en recibir la certificación B Corp en España en 2016, como consecuencia de incorporan un requerimiento legal para tener en cuenta, en la toma de decisiones, a sus trabajadores, clientes, proveedores, comunidad y medio ambiente.
- Compra sostenible en VERITAS: Esta cadena de supermercados Barcelonesa ha trabajado siempre con la misión de «hacer accesible a todo el mundo la mejor alimentación posible, la comida de verdad» y ya cuenta con más de 50 establecimientos y 400 empleados. Su crecimiento de negocio año a año sigue siendo espectacular.
¿Cuáles son las principales acciones sostenibles para la industria alimentaria?
- Invertir en el bienestar de los animales
- Apostar por envases sostenibles
- Utilizar energías renovables
- Buscar el residuo cero y soluciones de economía circular
- Implementar soluciones en la distribución para minimizar las emisiones de gases contaminantes.
El cambio climático se ha convertido en una preocupación de primer orden. Las políticas ambientales tanto a nivel nacional como europeo promueven una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente de CO2. Las medidas propuestas implican a toda la sociedad y, principalmente, al sector agroalimentario. En este contexto, merece la pena destacar el papel de la huella de carbono como indicador sostenible para la industria agroalimentaria.
La huella de carbono como indicador sostenible
La agregación de los procesos y la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que se producen en toda las etapas del ciclo de vida de un producto o servicio, da lugar a la Huella de Carbono; el resultado de la suma de todos los GEI permite a las organizaciones orientar sus políticas de reducción de emisiones, llevar a cabo iniciativas de ahorro de costos y conocer sus puntos de riesgo para reorientar sus actividades a que sean más sostenibles y orientadas a un mercado que ya demanda este tipo de actuaciones.
Para ello, la digitalización y la extracción de datos también juegan un papel fundamental para identificar las diferentes variables medioambientales en cada uno de los procesos de la cadena de valor. El análisis de la información mediante herramientas de “Business Intelligence” permitirá obtener información relevante para la toma de decisiones y, así, emprender acciones que permitan al sector ser más sostenible.
En resumen, la sostenibilidad ha dejado de ser una tendencia opcional para pasar a ser una responsabilidad por parte de todos y cada uno de los agentes que integran el ecosistema del sector agroalimentario y, aquellas empresas que inviertan en implementar la variable sostenible en la mejora productiva y la eficiencia y en cada una de las decisiones operativas y estratégicas, se verán recompensadas por un perfil de cliente cada vez más exigente y comprometido con el planeta.
Hace años, que algunos de los líderes de sector ya están implementando este tipo de medidas porque son conocedores de la ventaja competitiva que les va a generar en el corto y medio plazo. ¿Cuánto más va a tardar tu empresa?
